Dulce descanso, hijo mío.

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Escribir es para mi el mas delicioso de los placeres, Harry. Oír la pluma moverse al compas de la música que ha decidido mi alma ponerme ese día, un cumulo de perfecciones. Y errar, Harry, adoro errar y tachar lo ya escrito.
¿Ves como se mueven las letras al compás del macabro vals que marcan aquellos muertos cayendo? 1, 2, 3… 1, 2, 3…
¡Mira cómo se desploman en el suelo, cómo lo que son, mera carne muerta! ¡Mira cómo llenan el suelo con sus vísceras! ¡Observa cómo manchan este manuscrito, Harry!
Disfruta con mi mismo placer el sádico espectáculo que se abre ante tus ojos. Júzgame cruel, grita como lo hicieron ellos, malgasta tu ultimo halito en un alarido que nadie, salvo mis viejos oídos, alcanzara a escuchar.
Acéptalo, hijo mío. Todos acabaremos así, victimas de una muerte que nunca aceptaremos como nuestra. Tenerla como amiga, Harry, no cambiara nada pues nos llevara igual.
Huye de ella, intenta escapar, vende tu alma. Ríndele culto. Santifícate. Haz lo que te venga en gana, hijo mío, pero recuerda que acabaras como uno de estos cuerpos vacios. Ella vendrá y te arrastrará hacia la más profunda oscuridad, esa que tanto temes ahora, Harry, se te antojara dulce descanso.

Idealismo, Sophie.

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Quiero volver a ser la joven idealista y soñadora, Sophie. Pero mi corazón se hunde ante el peso de esta realidad cruel.
A cada paso que doy, me golpea el hecho de que ni los libros, ni los sueños , ni cinco centímetros de cielo pueden mantenerte viva.
En este estúpido planeta no hay nada más allá del dinero y tengo miedo, Sophie. Tengo mucho miedo. No quiero rendirme, y no quiero caer. No quiero dejar de creer, ni de soñar.
¿Esto es hacerse mayor? ¿Caer rendida en el suelo bajo el peso de una realidad que se esfuerza en seguir hundiéndose en el barro que la llevará al desastre? Pues menuda mierda.
Ahora entiendo a Peter Pan y su deseo de no crecer nunca.Porque este mundo carente de sentimientos y futuro ya no merece la pena.
¿Debo seguir luchando por unos principios abocados al pasado o rendirme y dejar que el dinero y el futuro me engullan en su vertiginoso torrente de avance, haciéndome cometer la mayor traición y obligándome a perderme a mi misma?
No se que hacer, Sophie. Y no se que respuesta espero de ti, porque tu no opinas, tan solo escuchas. Porque eres la eterna oyente, Sophie. Y he tenido mucha suerte de encontrarte. No se porqué apareciste aquí, solo llegaste y decidiste quedarte conmigo, para escucharme. O quizá, para sobrevivir. De cualquier modo, solamente, puedo darte las gracias por llenar estas noches de insomnio y pensamiento.

En aquel jardín olvidado...

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La lluvia cae pausada sobre las verdes flores de aquel jardín olvidado donde unimos nuestros castos labios.
Hoy el día es gris y el sauce que nos ocultó de la Luna Llena, esa que nos miraba como vigía de aquella noche eterna y lóbrega, esta apagado. Ya no brilla con ese tono esmeralda que hacia un juego de luz y color con tus ojos.
Hoy, esta noche, con la misma Luna y los mismos árboles. Hoy, con el mismo vestido de la noche en que fui tuya, con la misma mirada castaña y soñadora. Con la misma sonrisa, bueno, en realidad eso no, no con la misma sonrisa. Porque hoy no esas tú para hacerme sonreír. Porque tú te fuiste antes de tiempo, ángel de luz. Huyó el aliento de tus suaves labios, ya no reciben besos de nadie sino de la muerte. Mi dulce amada, anhelo reunirme contigo en el frío lecho que es la tumba.
Lloro bajo el sauce. Lloro por tu marcha. Las saladas lágrimas que matan todas y cada una de las rosas de este jardín siempre vivo.