Ella no dejara que le hagan daño...

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Como un hierro lacerado y candente que se injerta en esa víscera preciosa, necesaria para la vida según los científicos, prescindibles, sin duda, para los poetas !Si, eso era el recuerdo de su sonrisa¡
!Cómo un clavo ardiendo que perfora por completo el corazón!
En un corazón ya marchito en desengaños, el recuerdo del hombre al que le entregó todo. Su tiempo, su vida, sus sentimientos, y por si fuera poco lo ya dado, le reclamaba, con una vehemencia impropia en él, desde el bloque de hielo que tenia por corazón, le pedía su cordura.
¡Mas no! Eso no se lo daría no perdería su dignidad por el dolor de su alma. Por muy profundo que este fuera.
Sacudió la cabeza para ahuyentar su pena durante al menos unos segundo, y siguió concentrada en su labor. Ya ni manteniendo las manos ocupadas conseguía calmar su corazón y su mente. Termino de tender, cocinó, limpió, tejió, planchó y cuando, finalmente, cabo con sus quehaceres, lloró por ella y por su amigo, por su amigo y por su pena. Lloro como nadie había llorado jamás. Lloro por la perdida de la mitad del alma que había perdido.
Y deseo que alguien le cantara al oído. Le susurrara palabras bonitas, sí, de esas que saben dulces y suenan bien. Deseo que alguien le dijera todo aquello que no había oído jamás, deseo que alguien le dijera que era la mujer más bonita del mundo.
Porque ella lo que quería es que alguien la viera tal y como era, sin dejarse engañar por el aspecto de joven inmadura e imbécil. Que alguien viera de una maldita vez, que ella amaba, lloraba, sufría y luchaba tanto o mas que la mujer más sabia y madura del mundo.
Mas no había nadie allí que se diera cuenta y ella ya estaba harta de no ser suficiente para nadie. Ella quería serlo todo por una vez.
Carlota se equivoco y ahora ya nadie le daría una segunda oportunidad.
Sus cabellos rojizos cayeron en bucles proporcionándole una barrera para que ya nadie pudiera verla llorar de nuevo....
Cuando levanto la vista sus ojos no eran los dulces y cálidos de siempre. Ahora había dolor en ellos pero también la fuerza suficiente como para no necesitar a nadie. Ya no dejaría que le volvieran a hacer daño. Nunca más.





La Ladrona de Palabras


2 susurro(s) al oido:

Dara dijo...

Bueno, eso está bien, pero que tampoco se pase y no deje que nadie la quiera, ¿eh?


mimo
de
mamut

Mariana dijo...

Coincido, además cada uno vive la vida a su forma, esté bien, esté mal, mientras no le hagas mal a nadie y nadie sufra está todo bien.

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