Sábanas Sudadas.

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El corazón acelerado. Sus labios sobre los míos. Hacia calor. La Luna se filtraba por entre los cristales dando a la habitación una perfecta iluminación tenue.
Con delicadeza y entusiasmo cogí su mano y la acerque a mi pecho.
-¿Lo sientes? Es tu culpa, simplemente tu culpa. Te amo.
Y comenzó a besarla.
Rodeo su cintura en un dulce abrazo. Toda la pasión se había ido, desapareciendo lentamente entre los pliegues de una historia sin final, sin mas trama que un encuentro ajeno y lujurioso de una noche que podría haber sido, pero solo se quedo dormida.
El astro rey comenzó a colarse en la habitación iluminaba los cuerpos, aun cubiertos. Por fin, la mañana llegaba. Y con ella la despedida. No dieron nombres, ni edades, mas si un numero al que ninguno llamaría, porque en realidad no era necesario... Ambos sabían que sus caminos volverían a cruzarse. Los dos sabían que sus ojos se buscarían en todos y cada uno de los bares, así hasta volverse a encontrar.



Rubén de Haro - Carlota Thifword.

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